sábado, 12 de mayo de 2007

EL AMOR INDISCRIMINADO


Necesito una superabundancia de amor a mansalva, un torrente de ternura que no conozca origen ni fin. No podemos obtener nuestra parte alícuota de ese don, pero podemos compartirlo.

Si lo pensamos detenidamente y en estricta lógica, no hay más remedio que el amor indiscriminado. No son posibles las particiones ni las banderías. El mucho amor no requiere su contrapartida de odio o de indiferencia. Quien ama, ama al cosmos en masa. Quien ama a un solo ser, ama al Universo.

Esta afirmación tiene la fuerza probatoria de las más estrictas ecuaciones matemáticas. No es emoción lo que aquí expreso, es pura ciencia.

Amar a los otros es amarse a sí mismo.

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