sábado, 2 de junio de 2007

HABLÁNDOSE A UNO MISMO


Hablándose a uno mismo a veces se pretende hablar a alguien más: diálogos ilusorios que son diálogos imposibles. Quien habla a otro, a veces se habla a sí mismo. Contarle a alguien tus problemas es un modo de comprenderlos. También contar tus problemas a un confidente crea una nueva situación con ese confidente.

Hay que considerar que quien te habla se puede estar hablando a sí mismo. Puede ser que en ese preciso momento se esté contando a sí mismo cosas que necesita escuchar. Al enunciarlas por primera vez quizá las comprenda también por vez primera. Tu mera presencia será entonces un buen consejo.

Cuando le hables a alguien atiende a la persona a quien le hablas. No permites que tus palabras te emborrachen. Conserva la lucidez suficiente como para observar cómo te escuchan y quién te escucha. Por muy ingeniosas, buenas y justas que sean tus palabras, no exijas atención ni pretendas imponer tu rollo sobre nadie.

1 comentario:

Juan Manuel Aragón dijo...

A veces pasa, ¿no? Tengo un amigo que me cuenta sus cosas, no para que yo le de consejos ni por afán narcisista, sino porque -dice- así ordena sus ideas y a veces, sus sentimientos. Yo prefiero oir y callar a no tener nada que decir y mover los labios con palabras vacías adentro. Porque a veces los dramas de los otros no son incomprensibles, sino simplemente inasibles. En fin, cada vez que te leo, me haces pensar un rato. Gracias por publicar tus ideas.