lunes, 17 de septiembre de 2007

AMOR NO ES MONEDA NI ARMA


El amor no es mercaduría ni precio que se exija o se otorgue a cambio de más amor o de cualquier otro don o ejercicio.

La seducción ejerce tiranía, que se libera con el tiempo. Pasión es embriaguez. No debemos maquinar para conseguir que nos quieran. Debemos comprender que este ya es un derecho que nos pertenece.

Nuestra presencia es un beneficio importante. Pero no todo las personas en todo momento y lugar saben o pueden captar el valor de este beneficio. Los beneficios no se imponen. Es absurdo, por ejemplo, imponerle a alguien una riqueza. Es cortesía ofrecer un delicioso manjar, pero es martirio forzar a alguien a tragar un alimento no deseado. Si alguien necesita ayuda, prueba a ofrecerle tu sincera presencia, sin que hagan falta siquiera tus acciones o tus palabras. Esa es tu riqueza.

Lo mismo que decimos de uno decimos también de los otros. Podríamos meditar horas, días y eternidades acerca del valor de una sola persona, de cualquier persona aunque cada una de ella de un modo diferente.

Sí, tenemos derecho a nuestra cuota de cariño, pero debemos comprender que no hay déficit en nosotros, y que, aun careciendo de cariño, bien podemos otorgarlo a otras personas. Somos completos en nosotros mismos, no necesitamos que nadie nos complete, pero podemos ser completados por otros. Franqueza.

Un poco de cariño tiene la potencia curativa de las mejores medicinas. Examina si las personas que causan malestar y trastorno a su alrededor no están en realidad pidiendo a gritos una pequeña cuota de cariño que se les adeuda.

Los problemas no se vencen, sino que se resuelven. No hay obstáculos que derribar, sino que comprender y, en todo caso, superar. Quien lucha, corre en busca de sus enemigos.

No quieras destruir lo que te estorba, o lo que juzgas contrario o malo, ni en tu persona ni en la persona de aquellos que quieres o que deseas ayudar. Perderás entonces la noción de lo que es “dentro” y lo que es “fuera”.

Una infección purulenta no es otra cosa que podredumbre.

Había un médico que trataba de curar las enfermedades con buenas medicinas, con buenas palabras y consejos. Otro deseaba eliminar el mal sajándolo de raíz y arrojándolo fuera del cuerpo. Había todavía un tercer médico que odiaba tanto las enfermedades que se convirtió en un asesino de enfermos.

No quieras odiar el mal que ves en otras personas, no quieras odiar su necedad o sus errores. No quieras odiar el mal que crees que hay en ti, ni tu necedad ni tus errores. No te dividas. No perpetres la comedia de la vigilancia sobre tu propia persona. Lo mismo con las otras personas. No quieras ejercer de vigilante justiciero.

Atención.

Verás que el amor soluciona los problemas y alivia las tensiones. Ama las tensiones, la rigidez, el nerviosismo que hay en ti y desaparecerán para siempre mientras mantengas ese amor que es atención. Ama tu estupidez, tus errores y torpezas, tu egoísmo, ama tu odio, y se disolverán como bruma calentada por los rayos del sol.

Procura preparar las condiciones para que cada cual principie el camino que le es justo.

1 comentario:

Carmen dijo...

Hay veces en que uno llega de casualidad al lugar que necesita.

Hay veces en que uno ya sabe donde puede encontrar las palabras que necesita.

Gracias por allanar el camino y colocar esas palabras ahí, para cuando las necesitamos.

Hoy han sido un bálsamo para mí.

Buen día