martes, 13 de noviembre de 2007

CAPRICHOS Y OPTIMISMO


La vida no se puede contemplar a tan grandes rasgos, a modo de biografía o de días venideros. Ahí, en esas figuraciones tan extensas uno se pierde. En cualquier caso, ¿qué es la vida?

Sin embargo, la realidad cacho a cacho tiene aspecto verdaderamente deliciosos.

Uno disfruta mucho de un rato de conversación o de una reunión de familia o de amigos, donde brota espontánea la broma y la risa.

Soledad, cosmos, vida o muerte, tales juguetes de la mente o especulaciones son contempladas por muchos como un asunto más entre otros muchos con que entretenerse, en fin, un mero capricho.

Tenemos el automatismo de adoptar una pose solemne cada vez que se habla o se piensa acerca de tales asuntos gruesos. Pero también tenemos la sensatez del humor y del chiste.

En el fondo es lo mismo. Solemnidad y humor pueden ser instrumentos de sabiduría. Y también pueden ser humo en que extraviemos nuestro olfato y nuestros ojos, y así perder la senda hacia la frescura alegre de la realidad.

Las grandes fórmulas verbales y las ocurrencias afortunadas festejan el ingenio y el talento. Luego, instante a instante, y paso a paso, llegamos a la realidad misma.

¿Desde dónde puedo juzgar la confusión de la mente? ¿Desde dónde puedo juzgar la realidad?

A cada peldaño que asciendo a lo largo de mis días miro hacia atrás y juzgo con autoridad la confusión y los errores del pasado. Luego, aplacada la soberbia del presente, me pregunto en qué errores y en qué clase de confusión me hallo ahora, sin dejar tal tarea para más adelante.

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